Crónica de una huelga inédita

POR JESÚS JANK CURBELO
ILUSTRACIÓN DE JUAN SOTO

A raíz de la detención “por desacato” del rapero Denis Solís González, un grupo de artivismo comenzó una protesta pacífica y una huelga de hambre que logró una mesa de diálogo con el gobierno cubano. Jesús Jank Curbelo reconstruye los hechos que llevaron a una manifestación inédita de más de 300 personas frente al Ministerio de Cultura en La Habana.

La noche del 26 de noviembre tres hombres con mascarilla, gafas plásticas, guantes y trajes de nylon se presentaron en la casa número 955 de la calle Damas, barrio San Isidro, Habana Vieja. Desde hacía varios días el lugar permanecía sitiado por la policía, que bloqueaba el paso desde ambas esquinas de la calle y patrullaba cuadras a la redonda.

Con la excusa de un test por COVID-19 buscaban al periodista Carlos Manuel Álvarez, que había volado desde Nueva York un par de días antes y había logrado burlar el cerco de seguridad y acceder a la casa.

Al entrar al país, Carlos Manuel había declarado que se alojaría en el municipio Playa.

–Tengo que informarle que debe ir a Playa a hacer el seguimiento epidemiológico, porque en estos momentos el resultado de usted es dudoso.

El protocolo de seguridad por COVID-19, vigente desde que el aeropuerto de La Habana reabrió para el turismo internacional, indica que los viajeros deben permanecer en cuarentena las primeras 48 horas, hasta tener el resultado del análisis. Sin embargo, los tres representantes de Salud Pública sabían lo que ocurría en esa casa: una decena de personas estaba atrincherada, en huelga de hambre como protesta por el encarcelamiento de un rapero del barrio, amigo suyo. Ninguno iba a ir a ninguna parte.

–Bueno, tienen que venir a hacérmelo aquí. No voy a ir a Playa.

Poco tiempo después, con la bioseguridad como pretexto, los huelguistas fueron desalojados. En los videos algunos vecinos miran estupefactos; otros gritan vivafideles. Casi todas son imágenes borrosas, filmadas con rapidez y nerviosismo. Pude verlos ya tarde, en madrugada, porque mientras todo esto sucedía dejaron de funcionar en la isla las redes sociales, las armas más poderosas que tienen los cubanos, y que utilizaban los propios huelguistas, para documentar y denunciar la represión. Misteriosamente, durante horas solo fue posible acceder a estas mediante VPN.

 

No creo en tí

 

Denis Solís González –rapero contestatario, 31 años, huérfano, enfermero desvinculado, chofer de bicitaxi, marginado por el gobierno por su postura opositora– fue detenido el 9 de noviembre y condenado, en juicio sumario celebrado el día 11, a ocho meses de cárcel por un supuesto delito de desacato.

Días antes, en horas de la noche, el oficial con chapilla 04478 de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) había entrado a la casa de Denis sin permiso suyo ni orden judicial ni motivo aparente.

–¿Quién lo mandó a usted a pasar sin pedir permiso? –le preguntó el rapero mientras transmitía por Facebook Live.

–Esto es un pasillo.

–Esto no es un pasillo, es una casa. (…) Por favor, ¿se puede retirar un momentico?

Según un reportaje publicado por la televisión nacional, Denis había sido citado por las autoridades policiales “para esclarecer vínculos con elementos terroristas de Miami”.

–Hace falta que te presentes a las dos de la tarde en [la estación de las calles] Cuba y Chacón –le dice en el video un oficial del Ministerio del Interior, y le entrega una citación.

“Al negarse a asistir –afirma el locutor–, las autoridades lo visitaron”.

Sin embargo, el agente no dejó claro el motivo de su visita, sino que sacó un teléfono móvil y filmó a Denis, que empezó a ofenderlo con frases como “usted es un penco envuelto en uniforme” y “no creo en ti”. Denis, enfurecido, también gritó que su presidente era Donald Trump, lo cual utilizó la prensa oficialista para presentarlo como mercenario al servicio de Estados Unidos.

 

 

Todos para uno

 

La casa número 955 de la calle Damas es la sede del Movimiento San Isidro (MSI), un grupo de artistas y activistas independientes. Ahí vive el líder del Movimiento, Luis Manuel Otero Alcántara, quien ha causado polémica y disgusto entre las autoridades del país por el discurso frontal de sus performances. Según la revista ADN Cuba, entre 2019 y mayo de 2020, Luis Manuel fue detenido 18 veces de forma arbitraria. En marzo de este año enfrentó un pleito judicial donde lo acusaban de desacato agravado, ultraje a los símbolos patrios y daño a la propiedad. La condena podía extenderse entre dos y cinco años. En aquel momento, el MSI comenzó un proceso de lucha pacífica que terminó con la liberación del artista visual de 33 años.

En el Manifiesto de San Isidro, publicado en septiembre de 2018, el grupo declara: “El ataque a uno solo de nosotros es un ataque al conjunto”. Y Denis Solís González es miembro del MSI.

 

 

#SusurroPoético

 

 

El 12 de noviembre nadie conocía el paradero de Denis. Se sabía que estaba preso, pero nada más. Luis Manuel Otero fue detenido mientras caminaba hacia Cuba y Chacón para preguntar por él; luego detuvieron a Iliana Hernández, periodista del sitio digital CiberCuba.

Esa noche, la curadora de arte Anamely Ramos y el rapero Maykel Obsorbo transmitieron en vivo desde el centro de procesamiento penal Vivac, en el municipio Boyeros. “No nos vamos a mover de aquí hasta que suelten a Denis. No vamos a aguantar ni una arbitrariedad más a un hermano”, afirmó Luis Manuel y denunció golpizas de la policía a varios miembros del MSI.

–Convocamos a todos los cubanos comprometidos con la justicia a venir hacia acá –dijo Luis Manuel–. Ya comenzó el camino a la libertad –añadió.

El sábado 14 de noviembre, la poetisa Katherine Bisquet convocó a una lectura de poesía en Cuba y Chacón. Esa acción derivó en un movimiento, Susurro Poético, que adoptó ese hashtag en las redes sociales. Se sumaron lectores vía Zoom.

Luis Manuel y Anamely durmieron a la intemperie, cerca de la estación. Los días siguientes continuaron los arrestos.

Sobre el caso de Denis, el jurista Edilio Hernández Herrera, abogado del Grupo Jurídico de Ayuda Ciudadana, planteó que el Tribunal sancionador violó y obvió lo estipulado en la Ley de los Tribunales Populares. También recomienda la libertad inmediata del rapero, “teniendo en cuenta la incorrecta tipificación del delito de Desacato, la mala praxis de la Fiscalía Municipal La Habana Vieja y los jueces actuantes del Tribunal Municipal Popular Habana Vieja, así como las irregularidades, violaciones e incumplimiento del debido proceso”.

 

 

El encierro

 

 

La mañana del miércoles 18, Luis Manuel denunció en una directa que la Seguridad del Estado estaba intimidando a los vecinos que se acercaban a ayudar a los miembros del MSI con comidas, medicamentos, sábanas. A las tres de la tarde de ese día, él, Maykel Obsorbo, y los activistas Esteban Rodríguez y Osmani Hernández, se declararon en huelga de hambre y sed. Otros cinco se declararon en huelga de hambre.

Los días sucesivos fueron tensos. Los medios de prensa independientes siguieron el caso de cerca, también algunos medios internacionales; los oficiales mantuvieron silencio. Los miembros del MSI actualizaban su situación a través de las redes. Se pronunció gente de todas partes, incluidas varias organizaciones y figuras de la política y la cultura.

“Nosotros no hemos cometido ninguna ilegalidad –posteó Anamely en Facebook–. Ellos, sin embargo, han limitado nuestro derecho a la movilidad, nos han atacado químicamente envenenando el agua de la cisterna con ácido, han amenazado a los vecinos, han restringido el acceso a la cuadra, han detenido familiares y amigos que venían a vernos, incluso a la madre de Iliana Hernández. Queremos enfatizar que ellos nos han arrojado a la huelga de hambre”.

El 22 de noviembre fue reprimida una manifestación en el Parque Central de La Habana en favor del Movimiento San Isidro. El 24, Carlos Manuel Álvarez burló el cerco y se sumó a los huelguistas.

 

 

El movimiento continúa

 

Sobre las 11 de la mañana del 27 de noviembre, unos 15 artistas independientes se plantaron frente a la sede del Ministerio de Cultura. En la tarde había más de 300 personas, la mayoría jóvenes.

El viceministro Fernando Rojas accedió a conversar con 30 de esos artistas (cuatro miembros del MSI entre ellos), a los que se sumaron dos figuras mediáticas de la cultura local: el cineasta Fernando Pérez y el actor Jorge Perugorría. La lista de demandas incluía la liberación de Denis Solís y de Luis Manuel Otero (interno en un hospital contra su voluntad); también exigía respeto a los derechos a disentir y a expresarse libremente, el fin de la violencia policial y del odio político, entre otras cuestiones.

Mientras, la policía rodeó el lugar con patrullas y agentes uniformados y agentes de civil. Una turba de no menos de 500 personas, posiblemente convocadas para un acto de repudio, se organizó en las calles aledañas a la institución.

Sobre las 11 de la noche, los 30 entraron al ministerio con la condición de no pasar sus teléfonos móviles. Afuera nadie se movió de la calle, a pesar del miedo, las provocaciones y el cada vez más notable cordón policial. Se cantó, se recitó poesía y se aplaudió cada 15 minutos. Era un evento inédito en la historia reciente de la isla. Por primera vez en décadas, tanta gente se reunía de manera realmente espontánea con un fin común.

Al día siguiente la televisión nacional transmitió un programa especial donde calificaba los sucesos de San Isidro de farsa orquestada desde Washington. Como prueba, mostraron los tuits de Mike Pompeo y Timothy Zúñiga Brown, encargado de negocios de la embajada de Estados Unidos en Cuba.

El presidente Miguel Díaz-Canel tuiteó: “San Isidro, un acto de reality show imperial. El espectáculo imperial para destruir nuestra identidad y volvernos a someter. Todos esos planes serán derrotados”.

El ministro de Cultura Alpidio Alonso tuiteó: “El llamado MSI es un acto del reality show en que Donald Trump convirtió su presidencia”.

Amnistía Internacional emitió un comunicado en el que exhortaba al gobierno cubano a comprometerse a un “diálogo genuino con el MSI” y a tomar medidas para proteger a sus miembros. Sin embargo, continuó la vigilancia sobre los huelguistas. Continuó el hostigamiento. Hasta la fecha Denis sigue preso. En los primeros días de diciembre, como parte de los acuerdos, los 30 debían reunirse con el ministro Alpidio Alonso.

Alonso canceló las conversaciones con el MSI argumentando que los artistas pretendían “imponer, de modo unilateral, quiénes, con quién y para qué aceptarán dialogar”. Finalmente, funcionarios del Ministerio se reunieron el sábado 5 de diciembre con “jóvenes artistas y creadores”. Los convocados “no han comprometido su obra con los enemigos de la Revolución Cubana”, argumentaron para justificar la exclusión de gran parte del MSI.

El actor Reinier Díaz, que estuvo entre quienes asistieron al encuentro, sostuvo que hubo intervenciones contundentes a favor del Movimiento San Isidro y de Otero Alcántara. “La reunión comenzó muy bien, gente con unos planteamientos duros, sin escatimar”, contó Reinier Díaz a 14ymedio. “El primero que habló fue Humberto Díaz, un artista plástico que leyó las demandas del 27N y puso en contexto la reunión”. Según el actor, Alonso admitió que el encuentro se llevaba a cabo a raíz de las protestas del pasado 27 de noviembre y que van a “abrir un ciclo de diálogo porque evidentemente es necesario”. El raconto oficialista del encuentro dijo que fue una “oda a la revolución cubana”. Pero Reiner Díaz cuenta que Abel Prieto, presidente de Casa de las Américas, tuvo el comentario que reveló involuntariamente lo que estuvo pasando esos días. Mientras defendía los actos de repudio a los integrantes del MSI dijo:  “Se nos coló la contrarrevolución en el tejido de la cultura”.